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viernes, 16 de octubre de 2009

La mayoría rechaza el autoritarismo, pero esa mayoría necesita conducción y un mensaje

El socialdemócrata Antonio Ledezma ganó en 2008 la alcaldía mayor de Caracas con un 53% de los votos. Poco después, Hugo Chávez le despojó, por decreto, de sus prerrogativas y de su sede, que pasaron a una funcionaria designada por el presidente de Venezuela. Se consumaba así lo que Ledezma califica de "fraude poselectoral". Convertido en una de las figuras más prominentes de la oposición, este abogado de 54 años ha viajado a Europa para pedir apoyo frente a un régimen que va laminando la separación de poderes y las libertades.

Pregunta. Se cumplen seis meses de la ley que le privó de sus competencias. ¿Cómo se maneja con la "jefa del gobierno" nombrada por Chávez?
Respuesta. No hay relación, porque es un sector intolerante que sigue la pauta del presidente. Cuando gané las elecciones, le dije a Chávez que a pesar de nuestras diferencias teníamos que trabajar juntos por Caracas. En respuesta, violó la Constitución, designando a una funcionaria de facto, quitándome el 90% del presupuesto y la tutela de escuelas, hospitales y hasta de los bomberos, ahora "bomberos socialistas". Es la política cavernícola.

P. ¿Qué opina de la actitud del Gobierno español?
R. Una cosa son los negocios que hace un gobierno, que son legítimos, y otra que un ministro de Exteriores se limite a ser un agente comercial. Lo que pido al Gobierno de España es que anteponga el interés por los derechos humanos a cualquier interés comercial. Zapatero debería sentirse más cerca de quienes defendemos la libertad y el Estado de derecho, que de un Chávez que, por ejemplo, tiene vínculos con el terrorismo internacional.

P. ¿Qué pensó cuando el ministro Moratinos declaró que Venezuela tenía una libertad de expresión "satisfactoria", el mismo día que se cerraron 34 emisoras?
R. Podría prestarse a que se calificara como cínica, o como una muestra de desconocimiento de una realidad que no se le oculta a nadie. No sólo es el cierre de las radios, es la clausura de Radio Caracas TV y la persecución de periodistas: hay varios encarcelados y otros en el exilio.

P. ¿Hacia dónde va Chávez?
R. No tiene rumbo. Presenta síntomas de delirios ideológicos. Por eso un día es devoto de Fidel Castro, y otro día devoto de Mao. A veces ensalza a Pinochet y a veces a Hitler. Lo que busca es entronizarse en el poder.

P. ¿El problema es sólo Chávez o también unos partidos opositores desorganizados y desautorizados por su pasado?
R. Hemos cometido errores que han permitido a Chávez convertir sus derrotas en victorias. Ahora trabajamos en la consolidación de la unidad no sólo para ganar elecciones, sino para rescatar la gobernabilidad. La mayoría rechaza el autoritarismo, pero esa mayoría necesita conducción y un mensaje. No nos podemos limitar a decir que estamos contra Chávez. Tenemos que ser post-chavistas. Se va a necesitar un gobierno de reconstrucción nacional para reconstruir instituciones y afectos.

Fuente: El País

sábado, 10 de octubre de 2009

El premio Nobel de Economía Eric Maskin: "no es el momento de subir impuestos"



El premio Nobel de Economía 2007, Eric Maskin, considera que no es el momento de subir impuestos, ya que lo que se necesita para salir de la crisis es "animar" la demanda para reactivar la producción.
En una entrevista a Radio Catalunya, Maskin argumenta que "no es una buena idea" porque una recesión implica que la actividad económica está funcionando a niveles más bajos de lo habitual; hay poca producción y poco consumo, y subir impuestos reduce aún más la demanda y la producción.


Fuente: Expansión

viernes, 9 de octubre de 2009

Pobre Cristo: "Lo llevaron a una guerra"

Muchas veces me he preguntado, en estos últimos años, qué hubiera sido en Europa de la libertad y la democracia si quienes tuvieron que asumir la terrible responsabilidad de enfrentarse a las tropas hitlerianas hubieran sido políticos como los que hoy gobiernan en España.

Es decir, políticos que nos enseñan en la publicidad de las Fuerzas Armadas a un Ejército que parece estar formado solo por personal dedicado a labores de tipo humanitario; políticos que dicen que nuestros soldados no están en Afganistán en una guerra, pues su misión es asegurar allí la paz; y políticos que justifican la necesidad del envío de más tropas al país asiático en la posibilidad de asegurar así la pronta vuelta de las que ya han sido desplegadas.

Todos sabemos, desde luego, que en las guerras del pasado se han cometido atrocidades increíbles y todos también que, incluso en las que nadie duda que estuvieran justificadas plenamente -como la Segunda Guerra Mundial-, quienes dirigían el combate contra el despotismo nazi-facista tomaron decisiones en las que la persecución de un buen balance bélico se hizo a costa de pagar un altísimo precio en vidas de militares y civiles de uno y otro bando. El reciente libro de Anthony Beevor sobre el desembarco de Normandía (El día D) nos lo recuerda con un realismo abrasador.

Las guerras -todas las guerras- son terribles. Lo son incluso las que hoy planifican las democracias con la manifiesta voluntad de no afectar a los civiles y no causar más bajas militares que las estrictamente inevitables. Pero ni siquiera estas guerras de ahora dejan de ser lo que son en realidad: conflictos en los que una de las partes en combate trata de vencer a la otra parte.

Por eso, si hemos de abrir en España un debate responsable sobre nuestra permanencia o no en Afganistán -debate que se suscita ¡durante dos o tres días! cada vez que uno de nuestros soldados pierde allí la vida- es indispensable que se nos diga la verdad: que en Afganistán hay una guerra; que las tropas españolas combaten con las aliadas para vencer a los talibanes; y que la muerte de uno de los nuestros -por terrible que resulte- es una consecuencia inevitable del hecho de tener mil soldados desplegados en un país en guerra abierta.

Solo así podrá formar cada uno su opinión sobre lo que el Gobierno de España habrá de hacer. Solo así lo que haga el Gobierno de España resultará, como debiera, fruto del mandato recibido del cuerpo electoral. Y solo así podremos evitar que haya más ciudadanos de buena fe que, como la pobre abuela del valiente soldado Cristo Cabello, puedan pensar lo que ella expresó el miércoles rota de dolor: «Le dijeron que iba en misión humanitaria y lo llevaron a una guerra».

Roberto Blanco Valdés
Catedrático de Derecho Constitucional

Fuente: La Voz de Galicia

miércoles, 7 de octubre de 2009

Premio Luísa Villalta a Iniciativas Normalizadoras

O Servizo de Normalización Lingüística da Universidade da Coruña, en colaboración co Servizo de Normalización Lingüística da Universidade de Santiago de Compostela, a Área de Normalización Lingüística da Universidade de Vigo e a Secretaría Xeral de Política Lingüística, convoca a sexta edición do Premio Luísa Villalta a Iniciativas Normalizadoras.

Entre os obxectivos deste premio están o de desenvolver iniciativas anovadoras relacionadas coa planificación e normalización lingüísticas, e promover a reflexión e a implicación da comunidade universitaria respecto da situación da lingua galega.

Está dirixido a todos os membros da comunidade universitaria galega ben sexa a título individual, ben sexa de xeito colectivo a través da constitución de equipos de traballo, caso das comisións de normalización lingüística dos centros universitarios ou das asociacións estudantís.

As dúas modalidades de premio son:

- Modalidade A: Premio de 3000 euros ao deseño dunha acción normalizadora que desenvolva unha iniciativa orixinal que teña como obxectivo fomentar o uso do galego no ámbito universitario.
- Modalidade B: Premio de 1500 euros a unha idea para a promoción do galego que de xeito razoado explique unha proposta cuxo obxectivo sexa fomentar o uso do galego no contexto universitario.

As tres universidades comprométense, sempre que for posible, a realizar a campaña que resulte gañadora ao ano seguinte ao da resolución do premio.

Consulta o texto íntegro da convocatoria

Tríptico informativo


 
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